El ser humano a través de la evolución ha adquirido y creado capacidades y necesidades a nivel biomecánico y fisiológico. Todo ese proceso ha propiciado que logremos movernos de manera más eficiente y funcional. Este proceso evolutivo obligó al hombre a aprender a moverse para sobrevivir como un cazador recolector en su vida cotidiana, considerando las acciones de correr para cazar, escapar de animales salvajes, trepar árboles, subir montañas, lanzar, recoger, entre otras variadas actividades lo que ha marcado diversos patrones que hasta la fecha permiten el funcionamiento kinésico de nuestro cuerpo.
En la actualidad seguimos manteniendo esos patrones, sin embargo, hay estudios que marcan un proceso involutivo respecto del movimiento y las costumbres del hombre. Al incurrir en la utilización de la tecnología tanto para el transporte, labores cotidianas y aparatos electrónicos, muestran un avance en la deficiencia física motora y postural. La cantidad de horas en posturas incorrectas y los malos hábitos alimenticios han ayudado a este declive en nuestro aparato locomotor.
Si justamente pensamos en esta situación que estamos viviendo, necesitamos incorporar a la actividad física como parte importante de la salud física y mental. Es aquí donde comenzamos una búsqueda de experiencias motoras ya sea como actividad física o algún tipo de deporte. La pregunta es: ¿qué tan profunda puede ser esta acción o actividad sobre todos nuestros cuerpos?
Es ahí donde el yoga se considera una tecnología milenaria que logra llegar a la esencia de cada individuo, al tener elementos y estrategias probadas por grandes sabios de la historia. Éstas, elevan y trabajan la conciencia conectando desde el interior hacia el exterior, mientras que con la actividad física solo logras trabajar el cuerpo físico y cognitivo dejando de lado nuestro aspecto espiritual. Lógicamente, el yoga se puede complementar con otras actividades, pero se debe valorar como una herramienta potente para las nuevas generaciones en este presente de inmediatez y así potenciar la capacidad de inteligencia que nos permite pensar cómo hacer y proyectar cada movimiento corporal y convivir en comunidad y con el entorno.
Esta disciplina aporta alineaciones a tu cuerpo, estimula tu mente con técnicas que te ayudarán a estar en el presente durante la práctica y las meditaciones, o mindfulness, que puedes practicar en tu día a día, pero debes tener en cuenta que yoga no es sólo “retorcerse”, sino que también es una filosofía que te motiva a reflexionar y te anima a maravillarte con la vida. Cada persona tiene un concepto o experiencia distinta a la del otro, sea el yoga que sea.
Si esto lo acompañas de prácticas en tu vida diaria – como alimentarte con productos poco procesados que contengan mucho prana, cuidas lo que consumen tus sentidos y descansas el tiempo que necesita tu cuerpo – tu vida toma un giro que luego no quieres perder.