La palabra Yoga viene del sánscrito y significa Unión. Cuando habla de Unión se debe considerar a la capa más externa hasta mismo interior, es decir, desde lo físico – piel, músculos, huesos, nervios, mente, intelecto, voluntad, conciencia – hasta llegar a sí mismo, o sea, a nuestra alma.
Cuando comenzamos con una práctica, es importante respetar lo tradicional e intentar mantener el verdadero espíritu de esta disciplina.
Es muy importante detenernos y preguntarnos: ¿por qué quiero practicar?, ¿qué quiero obtener de esta práctica más allá de una linda postura?, ¿realmente quiero profundizar en mis emociones y reconocerme?
Cuando hablamos de práctica, no solo tomamos la ejecución física postural y alineaciones, sino que también una actitud mental. Esta última hace más eficaz las posturas, mejorándolas y previniendo inconvenientes o lesiones; finalmente, genera energía vital para el funcionamiento físico y mental de nuestro cuerpo.
Esta práctica puede ser llevada a cualquier tipo de cuerpo y llegar a un universo de personas que constantemente quieran lograr cosas en sí mismo. Es bueno tener presente probar varios estilos de yoga, ya que existe una práctica adecuada para cada persona y al encontrarla generarás un compromiso contigo mismo
Los aspectos anteriormente nombrados son parte primordial para iniciar una práctica, pero también existen algunos aspectos que ayudan a que esa práctica se logre de manera más eficiente como por ejemplo un buen Matt o esterilla, que es un tipo de alfombrilla que permite estar sobre ella y no deslizarte o que en ciertas posturas evites tener articulaciones expuestas directamente con el suelo, evitando dañarte o desviar tu atención hacia la molestia. Un espacio cómodo en tu casa. Practicar de 2 a 3 veces por semana. Meditar 15 minutos, aunque 3 minutos está bien. Mantener cierto cuidado de nuestro aseo, como por ejemplo la limpieza de la lengua o el raspado de ella. Alimentarnos conscientemente y si es posible disminuir o eliminar algunos vicios. Además, tener un buen descanso de 6 a 8 horas.
Otro consejo que puedo darte es sobre la ingesta de agua. Dos horas antes de la práctica es recomendable para evitar molestias en el sistema digestivo mientras estás realizando las asanas (posturas). De igual forma ingerir alimentos en la misma distancia del consumo de agua (2 horas antes) y no olvidar tener una manta para abrigarte durante la relajación, ya que una de las consecuencias de ella es que disminuye la temperatura corporal.
Por último, quiero recordarte que muchas veces nuestra forma física nos pone límites lo cual no nos permite lograr ciertas posturas y es en ese momento en que la mente juega un papel importante para poder avanzar en tu camino espiritual y emocional.